Fue una tarde mágica. Como todas las tardes de final anual de Relatos en Cadena, un hito entre los concursos para todos los microrrelatistas. Llegar por sexta vez consecutiva hasta la codiciada terraza de la Ser era más que suficiente para sentirme feliz y orgullosa. Que mi Bosque de los suicidas haya alcanzado el tercer puesto entre más de 26000 relatos presentados durante esta temporada, es como para estar más que agradecida.

Agradecida por todas las alegrías que me ha aportado siempre este concurso.

Otro año no ha ganado, estarás diciendo. Sí, te respondo. No he ganado. Pero debería responderte ¿CÓMO QUE NO HE GANADO? Por supuesto que he ganado. He ganado un montón de gente con la que he compartido finales y con quienes sigo manteniendo el contacto y la amistad, he ganado el apoyo de muchísimas personas (conocidas y desconocidas) que me escriben sus mensajes alentándome a seguir, que me votan, que me dicen «te he escuchado en la radio otra vez». Me he ganado la mirada de orgullo en los ojos de mis hijos, los mensajes de whatsapp que he considerado un premio paralelo al que se disputaba en la Ser, el sentirme estrella de cine por un día entre tantos homenajes y tantas fotos, que alguien especial viniera a esperarme a la salida de la radio, que desde octubre tuviera por allí encendida la lucecita con la expectativa de este día. De este día de final anual, que nunca se olvida, aunque hayan pasado muchas. Pero, sobre todo, lo que me he ganado es el pasaporte para intentarlo otra vez. Para esperar escuchar la frase de cada lunes y empezar a darle vueltas, a exprimirla, a mirarla a trasluz, del derecho y del revés. Y tener entonces la excusa perfecta para escribir, para seguir escribiendo, que de eso se trata todo esto.

Aquí puedes ver cómo ha transcurrido la final.

Aquí puedes ver la crónica en la página de la SER.

¡Enhorabuena Tomás, Raúl y cada uno de los finalistas con los que he podido compartir algo tan especial!

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