¿Pueden gastarse los sueños de tanto soñarlos? Yo creo que no, que pueden sentirse ligeramente distintos, pueden iluminar desde otro ángulo, pueden hacer cosquillas en otros sitios, pueden crecer, cambiarse de ropa, o incluso aprender a volar. Pero cuando son sueños alcanzables, siguen provocando la misma ilusión.

Mi sueño en septiembre, aunque parezca raro, es cada año el mismo y no es ganar Relatos en Cadena. Mi sueño es llegar a la terraza de la Ser en julio, compartir unas horas con gente que siempre resulta ser espectacular, hacer nuevos amigos de esos que se forjan en las experiencias compartidas, y aprender mucho mucho de todos ellos.

Pues este año, gracias al apoyo de mucha, mucha, mucha gente (tanta que no deja de sorprenderme una vez más) he conseguido ya alcanzar mi sueño de cada septiembre.

No puedo más que estar feliz y no puedo más que agradecer a tantos de vosotros que os habéis tomado la molestia de leer mi relato, de votarlo si os gustaba, y en definitiva, de acompañarme en mi recurrente sueño de cada otoño.

Gracias a todos, porque con o sin voto de por medio, me habéis traído hasta aquí, me habéis impulsado a soñar, y gracias a eso mi relato Sueños rebeldes se ha colado en la final anual de Relatos en Cadena, el concurso organizado por la Escuela de escritores y el programa La Ventana de la Cadena Ser.

Si queréis escuchar mi paso por la final mensual, podéis hacerlo en este enlace a partir del minuto 28:20 : https://play.cadenaser.com/audio/cadenaser_laventana_20221003_180000_190000/

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